Caracas, lunes 31 de marzo, 1997. El Universal

Trabas que obstaculizan el desarrollo del turismo
Richard Gluski*

 Después de casi cuarenta años trabajando en el desarrollo del turismo en el país, creo que hemos progresado; pero falta todavía mucho trabajo para poder colocar al turismo en el lugar que le corresponde. 

Pero, ¿cuáles son los problemas? Varios. Unos de tipo legislativo y otros de tipo infraestructural, que son los que entorpecen el desarrollo normal del turismo. Por ejemplo, la Ley de los Casinos, que se encuentra engavetada en el Congreso. Esta ley es indispensable y urgente para poder acabar con los miles de garitos ilegales que se encuentran operando en todas partes del país. Estos casinos clandestinos que operan sin ningún control por parte del Gobierno Nacional y/o concejos municipales, son los que están sirviendo como excelentes lavaderos de dinero procedente del narcotráfico. La oposición a esta ley es una hipocresía, cuando invocan el argumento de inmoralidad de los juegos de azar, cuando se toma en cuenta que en casi todos los países del mundo hay casinos operando legalmente, incluyendo países muy católicos como España, Italia, Polonia, etcétera. Sin Ley de Casinos será imposible de vender el hotel Humboldt ni el teleférico, las dos atracciones de mayor popularidad para los turistas como también para los propios caraqueños.

 Otro obstáculo para el desarrollo del turismo es la falta de educación para enseñar a la gente joven a ser cortés y ofrecer buenos servicios. Esta actitud no significa ninguna degradación ni servilismo, al contrario, ser cortés es signo de cultura y educación. El turismo puede crear más empleos dignos y bien pagados, que toda la industria manufacturera del país. Necesitamos apoyo del Gobierno y de la sociedad y hacer de esto una realidad. 

Otro aspecto que perjudica últimamente y muy gravemente al turismo, es la caótica situación de la aviación comercial en el país. La quiebra de Aeropostal y después la de Viasa, nos ha dejado sin dos líneas que en sus tiempos fueron aerolíneas de bandera. Sin llegar a muchas conclusiones, uno cree que la incapacidad administrativa sumadas a la intransigencia por parte de los trabajadores, fueron las causas de estas quiebras. Para el desarrollo del turismo es necesaria una línea de bandera, que no solamente persiga sus objetivos comerciales, sino que, ayude al desarrollo de nuestro país. Las rutas internacionales que tenía Viasa son muy atractivas para cualquier empresa de aviación y creo posible de promover una empresa mixta que cumpla con los requisitos de la línea nacional. 

Podría ser una empresa con capital nacional y extranjero siempre y cuando haya voluntad del Gobierno de resolver los problemas de la aviación comercial de manera efectiva en corto plazo.

 Las otras trabas en el desarrollo del turismo son las deterioradas y hasta pésimas condiciones en que se encuentran nuestras vías de comunicación. Desde hace años no se volvieron a construir nuevas autopistas, nuevos aeropuertos, ni puertos. Por citar un ejemplo, en el primer gobierno del doctor Rafael Caldera se aprobó el proyecto para la construcción de la carretera Naiguatá-Chuspa-Higuerote y que aún está pendiente su construcción. Esta nueva vía abriría más de cien kilómetros de la costa, con sus playas y bosques, que por su proximidad a Caracas sería ideal para el desarrollo del turismo. Cuando uno ha podido conocer Europa, especialmente Italia, recuerda las magníficas carreteras construidas en las costas rocosas del Mar Mediterráneo, túneles y puentes en toda su longitud a lo largo de las carreteras. Cualquier persona con imaginación podría pensar que los beneficios turísticos y comerciales de una carretera similar que uniera La Guaira con Puerto Cabello.

 Venezuela es un país que tiene más de quince billones de dólares como reserva. Por qué no utilizar parte de este dinero en obras de infraestructura que beneficiarían a miles de personas, ya que éstas crearían fuentes de trabajo, se fomentaría la actividad económica, las actividades turísticas y todo a beneficio del país.

 A pesar de todas las dificultades, soy un gran entusiasta del turismo, porque une los pueblos. Con los contactos personales se eliminan perjuicios ancestrales. La gente conoce diferentes razas, religiones, idiomas, costumbres, comidas, cultura... y al conocer todo esto se da cuenta que la raza humana es la misma y que en este pequeño planeta sería posible vivir en paz y armonía para bienestar de todos. Esto es lo noble y bello del turismo.

 *Richard Gluski es presidente de la agencia Candes, Viajes y Turismo. Empresario del sector por más de 40 años

 

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